Escrito por Ricardo Hinsbis.
¿Qué necesitamos para servir con excelencia?
Esta pregunta es de gran importancia para aquellos que queremos servir a Dios como Él se lo merece. La respuesta nos ayudará a brindar un servicio a Dios con excelencia y de esa manera Su nombre será glorificado a través de nosotros.
Imagínese por un momento que usted se encuentra en la presencia de Dios para rendir cuentas por su vida en la tierra, y que al final la sentencia es: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Seguramente, que sería el día más triste de toda nuestra historia. Por esa razón, es necesario examinar constantemente cómo esta nuestra vida espiritual y cómo está nuestra fe en Cristo. Una persona que tiene fe en Cristo, una persona que está viviendo conforme al corazón de Dios, es una persona que lo demuestra amando y sirviendo a su prójimo.
Cualquier persona puede servir a Dios, pero muchas veces no se realiza con excelencia. La Biblia dice que “… todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23). Cuando honramos y amamos a Dios vamos a dar lo mejor de nosotros.
El servir a Dios con excelencia debería ser un tema de importancia para la iglesia del siglo XXI, ya que como dijo Dietrich Bonhoffer, “La iglesia sólo es iglesia cuando existe para los demás”. Estas palabras son de gran importancia para la iglesia porque nos hacen ver que nuestro servicio a Dios es nuestra razón de ser, y si la iglesia deja de servir a Dios y a su comunidad con excelencia perdemos nuestra esencia. El Dr. Justo González nos dice algo muy interesante con respecto a este tema:
La Iglesia nace, no cuando el Señor llama a unos pescadores, sino cuando les llama para hacerles «pescadores de hombres«; no cuando un grupo de cristianos se encierra en un aposento «por miedo a los judíos», sino cuando Jesucristo dice a esos cristianos «como el Padre me envió, yo os envío»; no cuando los discípulos tienen la experiencia mística de ver lenguas de fuego sobre sus cabezas, sino cuando esa experiencia se traduce en un testimonio que traspasa todas las barreras de idiomas». Según González, cuando la iglesia cumple con su misión –cuando está predicando, cuando está bautizando, cuando está discipulando, cuando está supliendo la necesidad de su comunidad–, es en esos momentos que ES la iglesia de Jesucristo.
Excelencia, según la Real Academia Española, significa: “Superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo”. Hay dos cosas que debemos de tener en cuenta para servir a Dios con excelencia: Para servir necesitamos la mente de Cristo El servicio cristiano no empieza en los actos o acciones de servicio, sino en la mente y en el corazón. Son importantes las acciones de servicio, pero también es importante la actitud con la cual servimos.
Es un axioma decir que necesitamos la mente de Cristo para servir; cuando hablamos de tener la mente de Cristo nos referimos a pensar como Cristo y a sentir como Cristo. Esto es un proceso en el cual seremos transformados en la medida que nos sometamos a la Palabra de Dios y al Espíritu Santo. El libro de Filipenses nos dice que cuando nosotros tenemos la mente de Cristo, se verá reflejado en nuestras vidas, en nuestro comportamiento diario.
El Dr. Eldin Villafañe nos dice: El reto a la iglesia contemporánea, que va en contra de la mente moderna o postmoderna, es a desarrollar una mentalidad cristiana, a tener la mente de Cristo; es demostrar la phronesis por medio de una kenosis. Es demostrar una mentalidad cristiana que está dispuesta a ejercitar un despojo de sí mismo, y así rendir sus prestigios, prerrogativas y sus poderes en favor de propósitos liberadores y redentores. El Dr. Villafañe nos manifiesta que el tener la mente de Cristo nos lleva a “vaciarnos” de nosotros mismos. Esto es importante para el servicio que tenemos que brindar a nuestra comunidad y a las personas, porque uno de nuestros mayores obstáculos que tenemos para el servicio es que estamos pensando solamente en nosotros, en nuestras necesidades y nos olvidamos completamente de las necesidades y de los problemas de la gente.
Ante lo dicho anteriormente, es de gran importancia tener la mente de Cristo en nosotros para que podamos decir, “ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí”. Esto nos ayudará a ser la luz que el mundo necesita contemplar.
Para servir necesitamos del Espíritu de Dios
Otro punto importante que necesitamos para servir con excelencia es someternos al Espíritu Santo, para ser sensibles a Su voz y para que nos apasione lo que a Él le apasiona, para amar lo que Él ama y para servir como Dios quiere que sirvamos.
La gran necesidad de someternos al Espíritu Santo para que obre y sirva a través de nosotros fue demostrado en el ministerio de nuestro Señor Jesucristo. El Espíritu de Dios estuvo sobre Jesucristo porque lo ungió para servir a los más necesitados, así lo expresa el escritor del Evangelio de Lucas 4:18, 19. El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. Esta cita bíblica es de gran relevancia para la iglesia que quiere servir con excelencia, porque muchas veces creemos que el Espíritu Santo desciende sobre nosotros solamente para danzar o hablar en lenguas. Reconocemos que esto es importante, pero también el Espíritu de Dios vino sobre Jesucristo y lo ungió para servir conforme al corazón de Dios. Así que todas aquellas personas que decimos tener el Espíritu de Dios, debemos estar capacitadas para servir con excelencia.
Es menester que cada pastor, líder y todo miembro de la iglesia que quiera servir a Dios con excelencia, nos esforcemos por tener la mente de Cristo y ser llenos del Espíritu Santo. Una carencia de cualquiera de estos dos elementos sería perjudicial para nuestro servicio con excelencia.
El Espíritu de Dios nos da poder para testificar de Cristo y para servir a nuestra comunidad. Así que, no tenemos excusas para no realizar un servicio con excelencia, porque el Espíritu Santo nos capacita y está con nosotros en cada servicio que realicemos para Dios. Otro punto importante es que Dios provee los recursos financieros y materiales cada vez que tenemos la disposición para servir a las personas. No importa lo poco o lo mucho que podamos usar para ayudar a las personas, lo más importante es la actitud de nuestro corazón; que lo hagamos con amor, como para el Señor, y Dios proveerá conforme a Sus riquezas en gloria.
Recordemos la fórmula para realizar un servicio con excelencia:
Teniendo esta fórmula presente, el día que tengamos que presentarnos ante nuestro Creador y rendir cuentas por nuestra vida y obra en la tierra, podremos escuchar estas hermosas palabras: Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis…
Ricardo Hinsbis Espinoza nació el 22 de diciembre de 1979 en Talara, Perú. Estudió Teología en la Universidad Seminario Bíblico Andino y está en busca de obtener su maestría con el Seminario Teológico Pentecostal. Él y su esposa, Estela, e hijas viven en Paraguay, donde sirve como obispo nacional para la Iglesia de Dios de la Profecía.
Escrito por Ricardo Hinsbis para el Mensajero Ala Blanca en Español
Edición de Mayo-Junio 2024, Pág. 14-15.