En los últimos años, la humanidad ha sido testigo de cambios drásticos en el clima y el medio ambiente, lo que ha llevado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a declarar que nos encontramos en la «Era de la Ebullición Global». Esta preocupante afirmación destaca la urgente necesidad de abordar los desafíos medioambientales que enfrentamos como sociedad y como seres humanos responsables de cuidar y preservar la creación que Dios nos ha confiado.

Desde una perspectiva cristiana, la declaración de la ONU nos recuerda la importancia de nuestra responsabilidad como administradores de la tierra. En el libro de Génesis, Dios nos confiere el dominio sobre la creación (Génesis 1:26), pero este dominio debe ser ejercido con amor y cuidado, siguiendo el ejemplo del Creador, quien formó el mundo con sabiduría y amor.

El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación son problemas urgentes que afectan a la humanidad y a toda la creación de Dios. En momentos como estos, debemos recordar las palabras del Salmo 24:1: «Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan». Esta afirmación bíblica es una llamada a reconocer que somos solo administradores temporales de la tierra, y que debemos rendir cuentas de cómo la cuidamos y protegemos.

El concepto de «ebullición global» evoca imágenes de un punto crítico en el que los problemas ambientales pueden volverse incontrolables si no se toman medidas adecuadas. Pero como cristianos, nuestra fe nos enseña a mantener la esperanza incluso en medio de la crisis.

Como individuos y como sociedad, tenemos la responsabilidad de tomar medidas concretas para revertir los efectos negativos de la actividad humana sobre el planeta. Esto implica una mayor conciencia sobre cómo nuestras acciones diarias contribuyen al cambio climático y la degradación ambiental. Reducir nuestra huella de carbono, promover la conservación de recursos naturales, y apoyar iniciativas de energías limpias son pasos esenciales que cada persona puede dar para contribuir a un mundo más sostenible.

Además, como cristianos, podemos orar por sabiduría y guía divina en la búsqueda de soluciones. Buscar la reconciliación con la creación de Dios es un acto de obediencia y gratitud hacia el Creador, y debemos incluir esta preocupación en nuestras oraciones y en nuestras acciones cotidianas.

El llamado a la acción frente a la «Era de la Ebullición Global» es un desafío para toda la humanidad, independientemente de nuestras creencias religiosas. Sin embargo, para los cristianos, este desafío adquiere un significado aún más profundo, ya que estamos llamados a ser con mayúsculas «mayordomos» de la tierra y a cuidarla con amor, respeto y responsabilidad.

En conclusión, la declaración de la ONU sobre la «Era de la Ebullición Global» es un llamado a la acción y a la reflexión para todos los habitantes de este planeta, incluyendo a los cristianos. Es una oportunidad para que recordemos nuestro papel como administradores de la creación de Dios y nos comprometamos a preservarla para las generaciones futuras. Con fe, esperanza y acción, podemos enfrentar los desafíos ambientales y trabajar juntos hacia un mundo más sostenible y armonioso.

Fuente: CNN, DW